¿Cuántas veces hemos oído lo de “se le rompió la cadera y se cayó”? La caída no es, en muchos casos, la causa de la fractura, sino al revés. Y es que la osteoporosis debilita los huesos hasta tal punto que la rotura se produce sin previo aviso. Cómo prevenirla, cómo verla venir y evitarla con una inyección de cemento en el hueso es lo que estudian ingenieros, radiólogos y traumatólogos, trabajando juntos en el proyecto Osteo-Prev. Esto se llama femoroplastia y ya se practica; ahora, el quid de la cuestión está en “personalizar al máximo esta técnica”, dice Mari Ángeles Pérez, ingeniera industrial de la Universidad de Zaragoza y miembro de Osteo-Prev.
Es necesario dar con el lugar exacto y la cantidad y manera precisas de inyectar el cemento a cada paciente, “planificar mejor la intervención -concluye Pérez-. No puedes inyectar cemento por inyectar. Puedes pensar que cuanto más metas mejor, pero no es así. Una excesiva cantidad de cemento puede ser perjudicial, porque rigidizaría demasiado, favoreciendo otro tipo de fracturas y también puede generarse necrosis ósea (destrucción de hueso) por altas temperaturas”. Osteo-Prev busca ese equilíbrio.
Y lo hace con el desarrollo de un modelo computacional destinado a ayudar a los traumatólogos a planificar la intervención paciente por paciente; una simulación virtual perfecta, generada a partir de las imágenes radiológicas. El Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), al que Mari Ángeles Pérez pertenece, está desarrollando dicho modelo con la colaboración de un equipo de radiólogos e ingenieros del Hospital La Fe de Valencia y traumatólogos del Clínico de Zaragoza, con Belén Seral a la cabeza.
“El análisis computacional de las imágenes nos permite analizar de forma muy detallada la calidad de la estructura del hueso”, cuenta el ingeniero Ángel Alberich-Bayarri. No les interesa solo la cantidad, que es lo que mide la densitometría, una técnica que, según Alberich, no ha resultado predictiva en el 40% de las fracturas por osteoporosis. “Sabemos que la clave está en una adecuada caracterización de la microestructura -adelanta-. Y gracias a que podemos caracterizar las diferentes topologías de hueso, es posible reproducir el patrón de distribución del cemento dentro del hueso y, efectivamente, conocer el lugar más óptimo para la inyección”.